Gracias a eso –y por supuesto a sus aventuras mitificadas por la prensa-, Bonnie & Clyde se convirtieron en personajes casi inmortales. La gran pantalla y la literatura hicieron el resto. Ésta es su historia…
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Una de las fotografías más famosas de Bonnie y Clyde (AP) |
La poeta y el ladrón se enamoran
Es la época de la Gran Depresión de los años treinta en los Estados Unidos. La crisis económica azotaba a uno de los países más importantes del mundo y numerosos jóvenes encontraron en el robo, la única forma de seguir adelante. De sobrevivir.
Bonnie Elizaberth Parker, nació en 1910 en el seno de una familia de clase media. Su madre, costurera, y su padre, albañil, falleció cuando la niña tenía cuatro años. Tras la pérdida, la viuda se llevó a la pequeña y sus hermanas de Rowena (Texas) a Dallas. En aquellos años, Bonnie desarrolló una gran afición por la literatura y por la poesía. Sus escritos forman parte también de su leyenda.
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Bonnie en su época como camarera (AP) |
Clyde Chestnut Barrow, nació en Ellis County (Texas) en el año 1909. De familia muy humilde, era el cuarto de ocho hermanos. Pese a los intentos de sus padres (granjeros de profesión) por salir adelante, la crisis económica les tenía asfixiados en deudas. Ése fue uno de los desencadenantes para que a la edad de 17 años, Clyde comenzase a robar. Eran hurtos a pequeña escala para poder comer.
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Clyde en una foto de joven (AP) |
De pronto, el destino cruza el camino de ambos personajes. La versión más creíble de su primer encuentro: en la casa de unos amigos comunes, la víspera de Reyes de 1930. El flechazo es casi inmediato. Clyde cae prendido de la belleza rojiza de Bonnie –tenía el pelo pelirrojo- y una personalidad un tanto desenfadada. Y Bonnie, de su carácter rudo y de esa forma de mirarla.
Aquella noche, ambos comparten sus sueños. Ella le explica su pasión por la poesía y el canto, sus ganas de escribir; y él, que quería dejar su carrera como ladrón y comenzar una nueva vida con un trabajo honrado. Y así hacen.
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Foto de Bonnie y Clyde (AP) |
Las cartas de amor que se escriben ayudan a mantener viva la llama. Eran misivas desgarradoras en las que ambos ansiaban estar juntos. Por eso, Bonnie decide ayudar a su amado. Le hace llegar una pistola a la cárcel y Clyde consigue huir. Pero poco después, la policía lo captura.
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Ficha policial de Clyde con 17 años (Archivo Dallas) |
Un buen día, puso fin a aquella agonía y mató a su violador. Le golpeó hasta la muerte con una tubería. Pero Clyde no podía cargar con aquel crimen, tenía que salir lo antes posible. Convenció a otro compañero que cumplía cadena perpetua para que se autoinculpase. Fue así como se libró y dos años después, recibió la libertad condicional. Aunque lo hizo cojeando. Tiempo atrás, Clyde persuadió a otro convicto para que le cortase dos dedos del pie con un hacha. Era el único modo para no hacer frente a los extenuantes trabajos forzados. Las heridas le mantuvieron meses postrado sin poder moverse.
La carrera delictiva
Ya en libertad, el joven se reúne con su amada y comienzan su sanguinaria carrera delictiva junto a su banda. Ésta estaba conformada por Buck, hermano de Clyde, y su mujer, Blanche, además de dos compinches. Desde febrero de 1932 hasta mayo de 1934 cometen numerosos robos en gasolineras y tiendas, atracos a bancos, y hasta asesinan a nueve personas. Todos ellos, agentes de la autoridad.
Texas, Oklahoma, Missouri, Louisiana, Arkansas, Kansas, Iowa e Illinois, son algunos de los estados que recorrieron durante aquel tiempo. Lugares donde la prensa local escribía sobre la pareja como si fuesen los nuevos Robin Hood. Aunque a medida que el rastro de sangre era cada vez mayor, los héroes pasaron a ser villanos.
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Clyde (izquierda) posa con sus compañeros de banda Raymond Hamilton (derecha) y Henry Methvin (centro) en enero de 1934 (AP) |
Durante los siguientes meses, la banda de Bonnie & Clyde logra evadir la captura de una forma nada glamurosa. Se bañan en ríos, comen latas de conserva, conducen de noche y hacen turnos para dormir. Todas las medidas de prevención eran pocas.
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Bonnie y Clyde junto a sus familias (AP) |
Este veterano del ejército norteamericano junto a Manny Gault lograron lo que el FBI no pudo en dos años: arrestar a la pareja criminal más famosa del siglo XX. A sus cincuenta años y pese a estar retirados, estos agentes estaban acostumbrados a trabajar en territorios hostiles y con enemigos peligrosos.
Gracias a la película Emboscada final, dirigida por John Lee Hancock e interpretada por Kevin Costner y Woody Harrelson, se ha rescatado el protagonismo de estos hombres acusados de desleales por la forma en que apresaron a estos delincuentes. Sobre todo la figura de Hamer, al que el cineasta se refiere como “una leyenda”, con una reputación de “ser honesto, humilde y recto”.
Por otra parte, si por un momento los medios de comunicación llegaron a justificar a Bonnie y Clyde, aquel apoyo terminó tras las últimas muertes que dejaron a su paso. Los agentes de tráfico que asesinaron el domingo de Pascua de 1934 sin posibilidad de defenderse; y dos policías heridos en Miami, uno de ellos secuestrado previamente. La imagen que define la hostilidad con la que se referían a la pareja, la recogió el Dallas Journal en su portada. Incluyó la foto de una silla eléctrica con un cartel que decía, ‘Reservado para Bonnie y Clyde’.
167 balazos
La investigación cada vez iba cercando más a la pareja y una de las pistas les llevó al día D. El 13 de abril el FBI consiguió una importante información: el viaje que harían el 21 de mayo a Luisiana para ver los Methvin, padres de un miembro de la banda. Tras acudir a una fiesta, la pareja queda en regresar dos días después. Sin embargo, aquella nueva visita sería la perdición de Bonnie & Clyde.
Ya lo predijo la propia joven en uno de sus poemas: “Un día de estos, caerán codo con codo…”. Una fatal premonición que se cumplió la mañana del 23 de mayo de 1934.
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Hamer junto a los agentes que mataron a Bonnie y Clyde (AP) |
El Ford V8 con Clyde al volante se para a charlar con el padre de Methvin. Tras una breve conversación, reanudan la marcha. En el interior, Bonnie estaba recostada en el asiento del copiloto comiendo un sándwich. Todo parecía estar tranquilo. De improviso y sin advertencia previa, los agentes comienzan a disparar contra el vehículo. Durante pocos minutos descargaron toda la munición de sus escopetas, fusiles y pistolas. 167 proyectiles (hay quienes hablan de 107, 126 o 130) impactaron contra el automóvil y sus ocupantes.
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El vehículo de Bonnie y Clyde después del tiroteo donde perdieron la vida (AP) |
Entre el arsenal que portaba la pareja había: fusiles automáticos de uso militar, pistolas, escopetas recortadas, matrículas falsas y un saxofón.
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Los cadáveres de Bonnie y Clyde tras el tiroteo (AP) |
“Sobre el piso del Ford estaban la pistola con la que Bonnie había alcanzado a disparar, un mapa de carreteras de Louisiana, y el sándwich a medio comer. En el auto se encontraron, también, muchas municiones, algunos elementos de camping, el saxo de Clyde, y quinientos dólares. Había, también, algunas patentes de autos falsificadas de Texas, Louisiana y Arkansas”, concluyó.
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La multitud se acerca al automóvil de Bonnie y Clyde (AP) |
Tras aquello, sus familiares procedieron al entierro de sus cuerpos, pero no cumplieron con su deseo de yacer juntos. Ella se encuentra en el Crown Hill Memorial Park y él en el Western Heights Cementery, ambos cementerios en la ciudad de Dallas. Al sepelio acudieron centenares de personas para despedirles. Y los diarios escribieron: “No hay nada más que decir, se acabó, la justicia y el orden han hecho su trabajo”.
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Las tumbas de Bonnie y Clyde (LVD) |
Aquella inverosímil persecución acabó idealizando a unos delincuentes peligrosos que no tenían nada de víctimas, si no más bien de villanos. Incluso, Bonnie se convirtió en una especie de icono para las mujeres de la época. Su atuendo y su forma de fumar mientras portaba un arma, la elevaron a mito. Por no mencionar su romántica historia. Un amor que se plasmó en el propio epitafio de la joven. Un poemas dedicado a su amado y que reza: “Así como las flores son endulzadas por el sol y el rocío, este viejo mundo es más brillante por las vidas de gente como tú”.
Tal fue el impacto de su leyenda que el cine ha realizado grandes películas al respecto. Una de las más recordadas, la interpretada por Warren Beatty y Faye Dunaway en 1967, en la que el personaje de Clyde le dice a Bonnie: “Pareces una estrella de cine”.
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Bonnie y Clyde besándose (AP) |
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Bonnie y Clyde posan ante la cámara (AP) |
Tomado de La Vanguaria, Fuente: MÓNICA G. ÁLVAREZ
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